domingo, 22 de julio de 2007

Espirelia: La Cultura Del Sur

Gregorio J. Fernández

Mientras esta España en la que vivimos deja de dividirse en dos grupos supuestamente antagónicos, pero realmente idénticos, la península progresa bajo el regular y seco sonido del metrónomo de la cultura. Es en ella, donde residen las verdaderas divisiones de los ciudadanos de un mismo país, donde quedan las características propias de aquello que muchos llaman la España plural. A los habitantes de este país, como pasa en todo el planeta Tierra, el verdadero patrón cultural que los desiguala son los puntos cardinales norte y sur.

A la vez que la vieja España se modernizaba al grito de Spain is diferent, también reclamaba protagonismo aquella mitad olvidada con su lema El sur también existe. Al igual que aquellos campos de olivos, aquellos pueblos blancos y aquel arte heredado de los antecesores musulmanes, en la Región de Murcia también el sur reclama su atención. Y lo hace a base de desacertados proyectos urbanizadores y liquidadores de playas y campos, pero también mediante el recurso más valioso de la sociedad: la cultura.

Cada verano se celebra en el sur de la Región, donde el Guadalentín discurre a través de irregulares charcos, el festival de reunión de todas las artes: Espirelia.

La ciudad anfitriona que organiza, representa y disfruta de este espléndido programa cultural, desde hace 5 años, es Lorca. Esta población es la tercera más importante del territorio murciano. Su historia está marcada por su estratégica situación geográfica, junto con su gran capacidad de cultivo de las tierras que la rodean. Es, por ello, por lo que han dejado su marca histórica cada uno de los pueblos que se impusieron en la zona mediterránea desde los romanos al legado de Alfonso X, el Sabio. En las calles de la ciudad se respira un aire cargado de misterios, cargado de detalles que conforman una cultura común. Calles históricas como la famosa Corredera, quedan situadas entre la Lorca medieval y rural que queda bajo el castillo, junto a monumentos como el ayuntamiento o el palacio Guevara; y entre la Lorca moderna, donde los edificios se levantan siguiendo el curso que marcan las vías ferroviarias (red de cercanías Murcia-Águilas) y las carreteras destino a Águilas (a 30 km), Caravaca de la Cruz (a 40 km) y Murcia (a 60 km). Son en esas calles donde la cultura, unida con el consumo más sofisticado, obtiene su privilegiado lugar en el transcurso de la vida cotidiana de los lorquinos y sus visitantes. Nuestro paseo por la Corredera acaba en el Teatro Guerra. Este edificio, de paredes rojas y negras, de espíritu decimonónico es el centro de la cultura lorquina, la central de la que emanan todas las artes: Espirelia.

A nuestra bienvenida al maravilloso mundo de la cultura nos saluda, como lleva haciéndolo desde hace cinco años, este susurro de magia y arte: Lorca, volverá a convertirse en un gran espacio escénico, cuyo marco será la historia y el presente urbano de las calles y plazas donde el Teatro, la Música, el Cine, la Danza,... recorrerán países, culturas y civilizaciones. A partir de aquí, descubrimos lo que este programa cultural veraniego, el mejor de toda la Región, nos ofrece. Exposiciones de arte, ciclos cinematográficos, espectáculos infantiles, sesiones de danza a cargo de las más prestigiosas compañías del país, la presentación de la joven poesía española, el homenaje al emblemático poeta Eliodoro Puche, y, sobre todo, mucha y muy buena música. Si el programa musical de Espirelia empezaba por todo lo alto con el décimo aniversario del Lorca Rock cuya cabeza de cartel la coronaba Marilyn Manson, no bajaría el listón, en cuanto a calidad se refiere, en los sucesivos conciertos. La unión de culturas se hace patente en la unión de estilos. Los aficionados al clásico han comprobado como el lorquino Narciso Yepes ha sido el referente, con sucesivas representaciones y homenajes, y pudieron disfrutar de espectáculos de tanto nivel como “Ennio Morricone en concierto” (el 13 de julio), “Concierto del Orfeón Donostiarra junto con el Orfeón de la Región” (14 de julio) o “Los chicos del coro en concierto” (el día 25 de julio). Los que se recrean con el arte de la improvisación y la creatividad musical a cargo del mejor jazz pudieron saborear la unión de ritmo y sensualidad en conciertos protagonizados por artistas tan reconocidos como Jorge Pardo, Carles Benavent y Tino di Geraldo, o Max Sunyer, Lenka Marevosa, Miguel A. Cordero y Nan M., y aun están a tiempo de divertirse con la música de Jerry González Big Band (el día 12 de julio), de Ximo Tebar (el 26 de julio) o de Donna Hightower (el 2 de agosto). Y para el resto, para aquellos que se inclinan por los músicos de moda o que son capaces de disfrutar de todas las músicas pueden ver en concierto a Antonio Orozco (el día 20 de julio), a Los Delinqüentes (el 21 de julio), a Joe Cocker (el 28 de julio), a Los Planetas (el 3 de agosto) y a Tomatito (el 4 de agosto).

En definitiva, el arte encuentra su verdadero cauce en el regocijo común, en la recreación del público. Un público que, a diferencia de tiempos anteriores, ahora tiene mucho protagonismo y tiende hacia una diversidad cada día más compleja. Ante ello, aquellos administradores del bienestar ciudadano deben proponer la mejor de las ofertas, siempre, en relación a los recursos que cada zona dispone. Es el sur, el murciano y el español, el que más recursos culturales dispone para maravillar a sus habitantes y a sus turistas. Es el sur el mejor marco contextual para que el arte ocupe todos sus frentes, para que la magia de las expresiones artísticas se traslade y evidencie que el sur también existe y que la mejor cultura existe en el sur.

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